Diomedes tenía un lema que decía: Tome la música como profesión… Iván Zuleta
El acordeonero Iván Zuleta, quién acompañó al 'Cacique de La Junta' durante más de 9 años y grabó 5 producciones musicales, contó algunas de las experiencias y enseñanzas que le dejó el cantante vallenato.
En la charla reveló además el porqué de su larga ausencia en los escenarios y dio algunos avances de lo que será el Festival de la Leyenda Vallenata que se llevará a cabo del 29 de abril al 3 de mayo en homenaje a Diomedes Díaz.
Trabajó con cantantes reconocidos como 'Poncho' Zuleta; Emiliano Zuleta, Iván Villazón y Rafael Santos.
-¿Qué significa para Iván la música vallenata, además de ser un legado de su padre?
La vida mía ha girado al rededor de la música vallenata. Tenemos 100 años de trayectoria musical ya que el papá de mi abuelo era músico. Mi abuelo Emiliano es el autor de 'La Gota Fría'; están mis tíos Poncho y Emiliano Zuleta, una de las agrupaciones más prestigiosas de la música vallenata. De manera que esta música representa el motor de mi vida. Vivo, respiro y transpiro la música vallenata.
-¿Cuál es el trabajo del acordeonero en la composición de una canción?
La materia prima del vallenato es el compositor: el que crea la melodía y el que crea la letra. Luego viene la parte fundamental donde entra el acordeonero. Él y su instrumento hacen los arreglos. El acordenonero hace una introducción que sea acorde a la melodía de la canción, luego hace algo que en el vallenato llamamos 'el puente', que es el intervalo entre una y otra estrofa, y finalmente hace la terminación.
- ¿En su larga trayectoria musical, cuál piensa es su experiencia más grande?
Algo que me llena de orgullo fue haber acompañado a mi compadre Diomedes Díaz. No es porqué falleció, y como decimos en la costa -no hay muerto malo ni el muerto vale más que el vivo- (risas), pero no hay que desconocer que Diomedes ha sido el intérprete, el compositor, el artista más grande que ha tenido la música vallenata. Con él obtuve logros como los múltiples discos de platino y el de diamante; entonces ese es uno de los logros más importantes de mi carrera, el tiempo junto al 'cacique'.
-¿Cómo fue trabajar con él?
Tuvo de todo un poco. Nerviosismo, tensión y un compromiso muy grande. Cuando yo grabé con mi compadre por primera vez yo ni cédula tenía. Tenía 17 años y acababa de fallecer en un accidente aéreo uno de los acordeoneros más grandes que ha tenido este género, el maestro Juancho Rois. Entonces no fue fácil haber llegado con 17 años y sin haber grabado si quiera un CD, sin conocer un estudio de grabación, a grabar con un hombre tan grande. Esa fue una parte de mucha entrega, mucho trabajo, de como decimos en la costa -cogerle el hilo a la música de Diomedes-.
-¿Qué le decía él por ser usted tan joven?
Yo llego una vez a los estudios de grabación con todos mis arreglos, y cuando veo la presencia de Diomedes me pareció mentira que yo, tan joven, iba a grabar con alguien tan grande y 'se me borró el cassette'. Quedé en cero. Él me llenó de mucho apoyo, me daba muchos consejos, y entre esos hay uno que hago extensivo a los artistas y es que Diomedes tenía un lema que decía: -Tome la música como profesión. La música para triunfar no se puede tomar como un pasatiempo. Hay que dedicarse-, y Diomedes plasmó eso todo el tiempo. Siempre se estaba exigiendo, siempre se estaba reinventando. Eso lo aprendí y lo tengo muy claro.
-¿Qué aprendió de Diomedes?
La entrega total al arte. El acordeón sobre la mesa podría estar en el piso, pero nosotros le tenemos mucho respeto y no lo colocamos en el suelo porque nosotros vivimos de ese instrumento. El sustento de los hijos, el reconocimiento que tenemos, el cariño de la gente, el afecto y la admiración de la debemos al acordeón. Diomedes fue muy enamorado de su canto y yo soy muy enamorado de mi acordeón.
¿Qué significó para su vida la partida del cacique?
Todavía no lo he superado. Todos los amantes de la música vallenata estamos marcados por la música de Diomedes. Unos se enamoraron y otros dedicaron canciones. Yo estoy tan consternado como lo está el país. A penas lo estamos asimilando. Fue un golpe muy fuerte. Uno entiende que uno nace para morirse, pero morir de la edad de mi compadre es decir que murió joven. Eso fue lo inesperado.
- En el pasado Carnaval de Barranquilla ganó el Congo de Oro juntó a Churo Díaz. ¿Qué significa para un artista recibir este reconocimiento?
Para mí es algo más especial, -modestia aparte- (risas), y sin ofender a los colegas. El Churo Díaz es un muchacho joven, está incursionando en la música. Él me invita a mí por tratarse de ser un homenaje a Diomedes Díaz. Yo tenía 4 años de no estar en los escenarios. Voy con él a enfrentarnos a artistas de la talla de Silvestre Dangond, Peter Manjarrés, Iván Villazón, Martín Elías, y llegar yo de la mano con un muchacho que por primera vez se presentaba al Congo y ganarlo es algo muy satisfactorio.
- Vuelve a los escenarios después de 3 años de ausencia. ¿Que lo mantuvo fuera tanto tiempo?
Se está viviendo en el vallenato la desigualdad en todos los aspectos, esa que hay entre el cantante y el acordeonero. El que lleva la vocería y recibe la mayor parte económica es el cantante, siendo que el vallenato se identifica es por el acordeón. El vallenato es el acordeón. Entonces por eso estaba un poco ausente de los escenarios y ahora se está dando la oportunidad. Pero no vuelvo por negocio sino por el amor que le tengo a la música vallenata.
¿Qué viene para su carrera musical?
Tengo 36 años. 20 de ellos en la música, y un artista con 20 años de carrera creo que ha hecho algo. A uno le pueden quedar 20 más. Yo pienso llegar hasta donde Dios me permita, aportando mi granito de arena al folclor vallenato y en defensa del vallenato auténtico. Yo soy un acordeonero del vallenato tradicional, soy defensor de esa música de Escalona y del viejo Emiliano y me baso en algo que me dijo Alfredo Gutiérrez, -todos no podemos tocar lo mismo. Que ellos toquen lo de ellos y yo toco lo mío.
Fuente: Colprensa
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