“Amor de mi vida… hoy otra vez quiero escribir, quiero escribir porque muchas cosas han cambiado desde que ya no estás. Con los días el dolor por tu ausencia es más grande, busco de Dios, oro por mí, por nuestra hija y por muchas personas que necesitan más del amor de Cristo en sus corazones”. Así comienza la emotiva y extensa carta que publicó Dayana Jaimes para recordar a su fallecido esposo, El Gran Martin Elías.
“Amor de mi vida… hoy otra vez quiero escribir, quiero escribir porque muchas cosas han cambiado desde que ya no estás. Con los días el dolor por tu ausencia es más grande, busco de Dios, oro por mí, por nuestra hija y por muchas personas que necesitan más del amor de Cristo en sus corazones”.
Así comienza la emotiva y extensa carta que publicó Dayana Jaimes para recordar a su fallecido esposo, El Gran Martin Elías.
La viuda mostró todos sus sentimientos y continuó dedicándole palabras nacidas de su corazón a su gran amor: “La oración me ha ayudado a no llenarme de odio ni de rencor por personas que de una u otra forma pensaron en dañarme, sin darse cuenta que ellos mismos causaron su daño, hoy no siento nada por esas personas, ni rabia ni odios ni rencor, ni amor y no sé qué tan malo sea. Mi mamá me dice que cuando lo hieren a uno hay que pasar por todo ese proceso y más adelante Dios pondrá en mi el sentimiento que Él quiera que yo sienta por esas personas.
Los días son duros, a veces cuando oro le pido cosas que no sé qué tan absurdas sean, como que por favor te diga cuánto te amo y te extraño, y más de una vez le he pedido que me deje verte y sentirte por última vez, no sé si vaya a ayudarme con eso pero no pierdo la fe ni las esperanzas, es inevitable no pedírselo.
Después de tres meses de no verte, siento algo que no sé cómo explicarlo, es una conexión entre tú y yo, es algo que no quiere que me desprenda de ti, es como si algo nos mantuviera unidos por siempre, y ese debe ser el mismo Dios que ha permitido que lo sienta, porque solo El y este amor, tan profundo como el mar que siento por ti, me fortalecen para seguir adelante, luchando por nuestra hija, ese regalo de Dios para nosotros, que solo el amor de nuestro Padre Celestial hizo que fuera realidad lo que tanto anhelaste y le pediste un día en el que pusiste toda tu fe en El como siempre lo hiciste en muchas ocasiones.
Ella, tu hija, es tu reflejo, tiene tu noble y desde que no estás ha desarrollado muchas habilidades que si estuvieras acá fueras el hombre más feliz de la tierra. Tu “purri” pequeña también te extraña, y creo que aún te espera, así como lo siento yo en lo más profundo de mi corazón.
Aunque han pasado tres meses no hay un día de mi vida que no me pregunte ¿por qué? ¿Por qué tú? A pesar de orar, de que Dios me ha tocado y me ha hablado de mil formas explicándome el porqué de las pruebas, es como si en mi interior no quisiera aceptar que ya no estás, que no te volveré a ver, y es difícil porque Dios me ha hablado y no se puede ir en contra de sus designios porque Él sabía tu final desde el inicio de tu vida. Eso a veces me hace sentir mal con Dios y le pido perdón, así como también le pido que sea Él quien llene este vacío tan grande que siente mi corazón con tu ausencia.
Estos tres meses han sido difíciles para mí con tu muerte pensé que contaría con muchas personas, porque eras tan bueno, un ser noble, humilde, que siempre estaba dispuesto a dar sin esperar nada a cambio, que si te ofendían no decías nada, no guardabas odio, ni rencor, no deseabas el mal para nadie y te alegrabas cuando tus amigos prosperaban y salían adelante. Ay amor pero estaba equivocada, sé que esto hace parte de las pruebas.
Dios en su inmenso amor y misericordia fue alejando de mi vida a esas personas y fue poniendo a otras que serían de gran ayuda para mí en este proceso y también dejó a otras que siempre fueron tus amigos y han sido mi apoyo, un hombro en el cual puedo llorar y sostenerme. Con otras personas no me equivoqué, ya tú me lo habías advertido y estoy viviendo muchas de las cosas que en algún momento de juego, porque sé que tú tampoco lo esperabas, me dijiste que sucedería el día que no estuvieras y qué debía hacer. Sé que esos comentarios los hacías porque cuando la muerte llegó a tu familia con la partida de tu papá, pensabas que a ti también podía llegarte en cualquier momento y muchas veces te manifesté que así lo sentía yo con la muerte de mi hermana, pero siempre te dije que quería que fuera yo primero porque no me imaginaba la vida sin ti y ese día me abrazaste y me dijiste que no llorara que tú estabas con Dios y nada iba a pasar. (Quisiera volver a sentir ese abrazo).
He vivido muchas experiencias, una de esas es sentir ese amor tan grande que sienten muchas personas por ti, yo creo que ni tú mismo te imaginaste que tantas personas te quisieran, eres orgullo no sólo para mí, para tus hijos, ni para tu familia, sino para miles de personas que vieron en ti los más hermosos sentimientos que alguien puede tener, eso me regocija y a la vez me consuela porque me siento la mujer más orgullosa del mundo cuando alguien se me acerca y me dice lo grande que fuiste, no te imaginas cuántas veces me lo han manifestado desde que no estás, ya perdí la cuenta.
Paula es tu mismo reflejo, donde llega posa, se toma fotos con todos, es algo que también ha desarrollado desde que ya no estás, a veces me asusto y digo ¡Dios cómo una niña tan pequeña puede hacer y comprender las cosas como lo hace ella!, pero recuerdo que la gracia de Dios está en ella desde antes de que naciera, cuando crezca le diré que la hicimos con todo el amor del mundo, y que tú se la pediste a Dios y Él te cumplió.
¡Ay amor! todo fuera tan diferente si estuvieras aquí, hubieras evitado tantos malos entendidos, hubieras tenido a muchas personas felices y alegres con tu presencia, especialmente a tus hijos, a tu familia y a mí, todo fuera amor y felicidad como antes, como esos días de paseo en la finca que llegabas a la casa y me dabas las gracias por el día que habíamos pasado. Pero ya no estás y la gente mala, como tú lo decías, se ha aprovechado para decir mil cosas, mentiras, calumnias, en mi contra, en tu contra, y ya no estás tú, mi defensor, mi amigo, mi esposo hermoso que siempre le dio ese lugar de esposa a su mona, a su “purri”grande, a la que le decías que tenía que ser fuerte y ahora entiendo que me estabas preparando amor.
Gracias por ese apoyo que me brindaste en esa situación que se presentó, que poco después de tu muerte sentía rabia por haber perdido mi tiempo en personas que definitivamente no tienen nada en su , no conocen del amor de Dios ni de su temor, pero ahora todo lo veo diferente, me acompañaste donde nunca me imaginé que lo harías, ese día me miraste a los ojos y me dijiste cuánto me amabas y cuánto amabas a Paula, me dijiste lo importante que era para tu vida y me pediste perdón por los errores que cometiste en el pasado. Hoy recuerdo ese día y no sabes lo que diera por ver ese brillo en tus ojos, y por volver a escuchar cada palabra que salía de tu boca.
A pesar de que esa persona pensó en todo momento hacerme un daño, hoy no siento rencor, ni odio, ni amor tampoco, porque no puedo decir que siento amor hacia a esa persona, es un sentimiento raro, siento agradecimiento porque gracias a esa persona fuimos tan sinceros, nos amamos tanto, y de ti solo brotaba amor hacia a mí, palabras que te salían de repente de tu boca, gestos tan hermosos, que solo un esposo enamorado de su esposa tendría. Me estas enseñando a ser fuerte amor, aunque me hubiera gustado ser fuerte agarrada de tu mano y que te sintieras orgullosa de la persona en la que me he convertido, hasta las botas que tanto me dijiste que comprara las compré y me las puse, (ese día te recordé como nunca).
Está carta va con amor para ti. Yo seguiré luchando contra viento y marea, Dios me respalda por ti, es mi sustento, mi ayuda idónea, y al lado de Él, tus amigos y otros que solo fueron tus conocidos, y mi familia, que también fue tu familia y que siempre admiraste.
Con cariño tu mona, tu amor, tu “purri” grande. ”