Entre intentos fallidos nace el éxito ‘Esos ojos negros’ el logro de Iván Ovalle con Diomedes

Para un compositor vallenato lograr que Diomedes Díaz le grabara, no era tarea fácil, primero por sus presentaciones, giras, compromisos que iban y venían, lo otro por lo exigente que era al momento de ver una obra musical y analizarla muy bien; tal vez esa era una de las razones; encontrar a Diomedes no era tarea fácil; una de las canciones pegajosas románticas en la década de los 90's, está un exitazo llamado, Esos ojos negros. Era uno de los anhelos de Ovalle que el cacique le grabará uno de sus tantos éxitos, llegar al artista según el compositor era difícil, era impenetrable porque delante de Diomedes existían personas con una cadena que no dejaban que todo recado llamase canciones o detalles llegarán a sus manos, tenían que ganárselos a ellos, o pagar un peaje por eso, era extremadamente difícil. Los intentos de Iván venían de años atrás, en uno de esos intentos, en los 80's le mando el tema, Volver A La Ternura, pero esta nunca llegó a sus manos, un éxito grabado en 1989 por Los Muchachos del vallenato.

 

Para un compositor vallenato lograr que Diomedes Díaz le grabara, no era tarea fácil, primero por sus presentaciones, giras, compromisos que iban y venían, lo otro por lo exigente que era al momento de ver una obra musical y analizarla muy bien; tal vez esa era una de las razones; encontrar a Diomedes no era tarea fácil; una de las canciones pegajosas románticas en la década de los 90's, está un exitazo llamado, Esos ojos negros. Era uno de los anhelos de Ovalle que el cacique le grabará uno de sus tantos éxitos, llegar al artista según el compositor era difícil, era impenetrable porque delante de Diomedes existían personas con una cadena que no dejaban que todo recado llamase canciones o detalles llegarán a sus manos, tenían que ganárselos a ellos, o pagar un peaje por eso, era extremadamente difícil. Los intentos de Iván venían de años atrás, en uno de esos intentos, en los 80's le mando el tema, Volver A La Ternura, pero esta nunca llegó a sus manos, un éxito grabado en 1989 por Los Muchachos del vallenato.

Sin pensarlo Iván en uno de sus viajes a la capital colombiana, se encontró con el cacique Diomedes Díaz en el aeropuerto, ahí fue su oportunidad de lograr lo que más quería, hablarle, proponerle y darle una de sus canciones, ya Diomedes venía adelantando su próximo trabajo con Iván Zuleta, corría el año 1997; Iván en el encuentro le hablo de sus obras musicales de la canción que nunca llegó que hasta Diomedes se sorprendió al escuchar lo que le comentaba.

Su respuesta fue, aquí me tiene aprovécheme, cuénteme haber que hacemos si algo concretamos. El artista lo invitó a los estudios en la Cbs, el encuentro se dio a eso de las 5 de la tarde, el cacique le ofreció algo de tomar, lo atendió con su humildad, le ofreció de tomar, el compositor estaba tomando brandy, Diomedes mando a comprar una caja completa, le dijo esto es suyo, usted es mi invitado, tomemos y hablemos; a eso de las 8 de la noche el cacique le dio hambre, mando a comprar picada mixta, pollo, carne, lo que el compositor quisiera. 

Todo brillaba en el instante para Iván Ovalle estaba al frente del máximo exponente de la música vallenata y no iba desaprovechar su oportunidad, las cosas se dieron le cantó el éxito, Esos Ojos Negros, gustándole al artista la calidad del mensaje de la canción la plasmó en su LP que venia adelantado, la canción se montó en el trascurso de los días, su interpretación en grabación todos la conocemos, algo fenomenal; está obra musical fue una de las más sonadas de su producción para la época. Fue el único éxito que le grabó Diomedes a Iván Ovalle.

El compositor volvió a mandarle sus canciones, fueron muchos más intentos, pero estas jamás llegaron a las manos del cacique. 

Se imaginan como sonaría volver a la ternura en la voz de Diomedes Díaz? De todas formas esta canción sigue siendo un exitazo en la voz de Osnaider Brito, más bien grabada no pudo quedar, algo que queda para la historia. Convirtieron en éxito algo extraordinariamente exquisito.

Por: Checho Díaz