El ‘Zurdo’ Ustariz, es el personaje de esta historia. Caer de una altura superior a los mil metros y vivir para contarlo no es cualquier cosa.
El músico y guacharaquero Jesualdo de Jesús Ustariz Díaz, conocido como ‘Zurdo’ Ustariz, es el personaje de esta historia. Los años pasan pero la memoria no olvida. Caer de una altura superior a los mil metros y vivir para contarlo no es cualquier cosa. Esto lo vivió Ustariz el día que viajaba en una pequeña avioneta al lado de ‘Juancho’ Roys, ‘Maño’ Torres y Eudes Granados.
El ‘Zurdo’ fue bautizado con este apodo por sus amigos de infancia, cuando corría por las calles polvorientas del barrio Los Fundadores, en aquel entonces conocido como ‘Rojas Pinilla’. “Cuando jugaba fútbol con mis amigos, ellos se asombraban porque yo pateaba el balón con la pierna izquierda. Ellos veían eso como algo extraño, y comenzaron a llamarme ‘Zurdo Ustariz’”, cuenta Jesualdo.
Relata que lo único que sabe hacer con la mano derecha es escribir, aunque lo aprendió a las malas, porque cuando era pequeño una profesora le amarraba la mano izquierda en la barra del pupitre para que aprendiera a escribir con la derecha.
La vida del músico es apasionada e intensa, es una constante en pro de la música, así lo expresa Ustariz, quien ha compartido tarima con los más grandes del folclor vallenato.
“Integré los mejores grupos musicales que en aquellos años estaban de moda; viví mis años dorados al lado de los mejores, disfruté mi juventud con alegría. El primer grupo vallenato que me recibió fue el de ‘Los Betos’, con ellos trabajé 13 años y grabé casi todos los LP que fueron el boom en su momento”, rememora.
En esta parte de la historia, Ustariz llega a la agrupación de Diomedes Díaz, y comienza su aventura como integrante del grupo. Acelera el paso para llegar al acontecimiento que cambió su historia: el accidente aéreo donde casi pierde la vida. El sentimiento es notable cuando lo cuenta, como si los años no pasaran.
“El día del accidente viajaba con Juancho, Maño y Eudes en una avionetica pequeña, íbamos incomodos y los instrumentos prácticamente nos quitaban el espacio; antes de salir, el piloto nos dijo que no se arriesgaba a despegar porque le habían informado que para donde íbamos no había luz, sin embargo tanto era el afán de los que nos esperaban para la presentación que le dijeron a Juancho que nos fuéramos así, que allá ellos nos ponían unas luces en la pista para que el avión aterrizara. Nos fuimos en esas condiciones, pero lo que nos hizo accidentar no fue la falta de luz, sino la falta de combustible, y un cable que se nos enredó en la avioneta”, relató el Zurdo.
Recuerda claramente el momento del choque, cuando entre el caos y lo desconocido procuraba salvar su vida: “La avioneta cayó de frente, impactando con la zona donde van el piloto y el copiloto; todos quedaron inconscientes, hubo un silencio largo y yo tenía un desespero por salir del asiento, pero estaba aprisionado por mis compañeros y nuestros instrumentos; fue algo que nunca olvidaré porque ese día volví a nacer”.
Jesualdo Ustariz tiene 64 años, está afiliado a Acinpro, y se gana la vida tocando con el grupo que lo solicite, pues no posee una estabilidad laboral. En el accidente sus dos brazos y piernas se partieron, por lo cual los médicos tuvieron que colocarle platinas, las cuales desde hace varios años le afectan su movilidad para interpretar la guacharaca y para caminar. Por encima de ello, quiere seguir disfrutando la música, por lo que asegura que no dejará de tocar su instrumento mientras Dios se lo permita.
Por: Katherine Sarmiento. El pilón
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