El amor por el arte y la música vallenata son las fuentes de inspiración de Enrique Bolívar Díaz, un guajiro que a través del lápiz le da rienda suelta a sus sueños. Es guitarrista y hasta corista, segunda voz, pero el realismo figurativo se quedó con su talento.
El amor por el arte y la música vallenata son las fuentes de inspiración de Enrique Bolívar Díaz, un guajiro que a través del lápiz le da rienda suelta a sus sueños. Es guitarrista y hasta corista, segunda voz, pero el realismo figurativo se quedó con su talento.
Este hombre de 32 años, amante de las artes plásticas, aficionado por la pintura, encontró en los artista vallenatos la plataforma para darse a conocer. Fue Diomedes Díaz el primero al que se atrevió a detallar y consagrar en un pequeño papel Durex, pero no importó el tamaño para que Martín Elías, hijo del ídolo de las multitudes, se interesara por la obra.
En marzo de 2016 y después de muchos intentos, ‘Kike’, como es conocido por sus amigos, se atrevió a pintar a Diomedes. Para que el público conociera su talento comenzó a publicar sus obras en su cuenta de Instagram (Kikecolor). Así Martín Elías conoció la obra en honor a su padre y se interesó por ella. El encuentro para entregarle el detalle a Martín nunca se dio, el hijo de Diomedes Díaz no pudo coincidir con ‘Kike’, a pesar de que el pintor se cansó de esperarlo con el rostro de ‘El Cacique de La Junta’ por un largo tiempo.
“Hicieron varios puentes con amigos, él me llamó y hasta hablamos, pero nunca pude entregarle el retrato porque no coincidimos”, relata Bolívar, quien además explica que su talento se basa en el realismo, de ahí entrega su visión del arte y muestra su interpretación, pero utilizando unas formas de la realidad tal y como todos los demás las vemos.
Desde una fotografía, este hombre oriundo de El Hatico, La Guajira, se vino a Valledupar para estudiar Licenciatura en Arte y Folclor en la Universidad Popular del Cesar. Aprendió música, teatro y pulió lo que desde niño lo apasionaba, pintar. Con papel y lápiz en mano, en la técnica carboncillo, realiza una extensa gama de tonos matizados por los más sutiles grises y negros profundos.
“Cuando llegué a la universidad pintaba con el dedo, así todo los cuadros se me manchaban y no lograba terminar uno limpio, gracias a Dios con el tiempo fue aprendiendo que el lápiz es lo ideal para todo y así trabajo hoy, con lápiz y borrador”, destaca el hoy también docente de la Institución Educativa Familias de Nazareth en Riohacha, La Guajira, en la asignatura de artes plásticas.
Como la técnica y los distintos conceptos fueron adquiridos en la academia, Enrique concibió que desde las redes sociales pudiera llegar al público y especialmente a los artistas vallenatos, porque su sueño es construir una exposición con los rostros quienes han marcado la pauta en la música de acordeón.
“En el arte lo más pequeño vale más, aunque ahora las cosas han cambiado. A mí me gusta trabajar con carboncillo, pero los colores a la gente le gusta y no tengo restricciones en eso, también he hecho cosas muy importantes utilizando diversidad de colores”, dice el padre de Amid Bolívar.
Como sus detalles están basados en el realismo figurativo, para este artista trabajar sobre ilusiones es algo fuera del panorama. Respeta a quien lo haga, pero prefiere hacerle homenaje a personajes públicos, familias enteras y a los niños, su gran debilidad.
“Uno siempre intenta que la figura se parezca a quien está retratando porque el público está pendiente de todo. Lo que más se me dificulta realizar es la boca y lo más fácil, los ojos”, reconoce.
Busca equivocarse lo menos posible porque asegura no puede ser perfeccionista, a pesar de que en la pintura hay que ser lo más exacto posible.
Rostros alegres
Son más de 30 obras de Enrique Bolívar en su corta historia frente al mundo de la pintura. No incluye las que hizo desde niño porque esas simplemente eran las planas que aprendía de su padre y su tío, así como eran un compromiso de escuela.
Un día, Diego Villa lo impulsó a pintar y desde entonces no ha dejado de hacerlo. Ya tiene a Rafael Orozco (el que más le gusta como quedó), Kaleth Morales, Diomedes y Martín Elías Díaz, Silvestre Dangond, Peter Manjarrés, también a Ronaldinho, astro del fútbol, y la imagen de Jesús de Nazaret.
“Lo importante es que ahora quiero hacer una exposición y mostrarle a mis amigos, familiares y público en general mi talento, pienso hacerla no muy grande, pero sí muy significativa porque lo importante es que el público te conozca y sepa de lo que podemos aportar”, relata.
Recientemente Rolando Ochoa colgó una fotografía en su cuenta de Instagram con ‘Kike’ Bolívar y el cuadro de Calixto Ochoa. La obra fue entregada en sus estudios de grabación y allí está para los visitantes. Es un rostro del juglar nacido en Valencia de Jesús, pero no en carboncillo, está en el denominado pop art, que según es un movimiento artístico del siglo pasado caracterizado por el empleo de imágenes de la cultura popular tomadas de los medios de comunicación, tales como anuncios publicitarios, comic books, objetos culturales y del mundo del cine.
Para su exposición, Enrique tiene pensado poner a consideración los más representativos intérpretes del vallenato: sumando los que tiene, trabaja en retratar a Tomás Alfonso ‘Poncho’ Zuleta, Gonzalo Arturo ‘El Cocha’ Molina, Miguel Morales, Jorge Oñate, Silvio Brito, Erick Escobar, Jean Carlos Centeno, Nelson Velásquez, Israel Romero, Iván Villazón y nuevas figuras como Jorge Iván ‘Churo’ Díaz, ‘El Mono’ Zabaleta, entre otros.
Para su exposición, Enrique tiene pensado poner a consideración los más representantes intérpretes del vallenato: sumando los que tiene, trabaja en retratar a Tomás Alfonso ‘Poncho’ Zuleta, Gonzalo Arturo ‘El Cocha’ Molina, Miguel Morales, Jorge Oñate.
El Pilón.