Contrario a lo que muchos creerían, el cantante vallenato lleva una vida sencilla, lo más normal posible, casi desapercibida. Entrevista.
Contrario a lo que muchos creerían, el cantante vallenato lleva una vida sencilla, lo más normal posible, casi desapercibida. Entrevista.
“Desde muy pequeño tuve la oportunidad de ver en persona a figuras tan eminentes como Alejandro Durán, Abel Antonio Villa, Juancho Polo Valencia, los padres de nuestro folclor”, esa experiencia para el cantante Iván Villazón resultó didáctica, pues esos artistas se convirtieron en sus referentes al lado de Emiliano Zuleta, Lorenzo Morales, Pacho Rada y otros juglares e intérpretes de la costa norte colombiana.
Luego tuve la oportunidad de compartir y degustar la obra de los Hermanos Zuleta, los Hermanos López, de Jorge Oñate y el propio Diomedes Díaz”, en un Valledupar que él recuerda como un pueblo muy pequeño y muy parroquial, donde creció al lado de sus cinco hermanos hasta que en 1979 inició su carrera musiucal por lo cual abandonosus estudios de derecho.
Iván Villazón es un histórico del canto vallenato, un defensor de la vieja escuela, amigo personal de los desaparecidos Rafael Orozco, Diomedes Díaz y el legendario Jorge Oñate, trilogía de cantautores que con él posesionaron la música vallenata en Colombia y el exterior.
“Sí, fui muy amigo de Rafa y Diomedes Díaz y con Israel Romero seguimos cultivando una buena relación”, expresa con voz fuerte y bien timbrada y dice que los unió siempre un estupendo colegaje, una amistad muy auténtica, que se quisieron como hermanos y se respetaron y admiraron mutuamente porque trabajaron en el mismo campo.
Es conocido que Iván Villazón no la tuvo fácil. Y, así, en 1984 tuvo que adquirir su primera producción musical que, sin embargo, a los pocos meses se convirtió en éxito nacional. “Píntame una golondrina y te diré/ Si eres un buen pintor/ Debe de tené en el pico una espina/ Y en los ojos un dolor”, dice su primer gran éxito titulado El arco iris.
Ese fue el comienzo de una carrera extraordinaria que lo ha llevado a conquistar varios Congos de Oro en el Carnaval de Barranquilla, ser Rey Aficionado y Rey Vallenato en el Festival de la Leyenda Vallenata, este último título junto al Cocha Molina en 1990, además de obtener muchos otros reconocimientos y galardones en Colombia y el exterior.
Casado con la barranquillera Aída García, es padre de tres hijos, Iván David, Crispín Enrique y Daniel Camilo. Al preguntarle cómo maneja temas delicados como el reconocimiento y la fama y cómo evita que interfieran con su vida familiar, afirma que “el artista es artista en tarima, cuando uno está en la tarima es un artista porque hay un público al frente que pagó por verte, pero cuando me bajo de la tarima soy una persona común y corriente como cualquier parroquiano”. Aclara que lleva una vida sencilla, lo más normal posible, casi desapercibida, “pues para mí la fama es una ilusión”.
Iván Villazón, un hombre hecho de autenticidad y afecto, genuino en su comportamiento y su música, en estos días, lanza un tercer sencillo que se desprende de su último trabajo, una canción que se titula Pícara de labios rojos del compositor Fabián Corrales.
Y, por supuesto, se sigue presentando en diversos conciertos, como, por ejemplo, los últimos que tiene programada para Uribia, Guajira, El Retén, Magdalena, y Bogotá. Como se ve, a un talentoso como el Maestro Iván Villazón trabajo es algo que nunca le falta.
Por: Albeiro Arciniegas